Hace poco conocí de la existencia de Wikileaks (en español, acá). Se trata de una página web que recoje miles de datos que de una u otra forma se filtran desde los organismos de seguridad más importantes y complejos de Estados Unidos, y que ponen en evidencia las prácticas criminales que se realizan mediante intervenciones militares, ya sea de manera aislada, o como respuesta a políticas oficiales ocultas, que ponen de manifiesto lo que ya se sabe: la aplicación prolija de un terrorismo de estado que, a veces sí y a veces no, se corresponde con los intereses corporativistas de sociedades anónimas en todo el sentido de la palabra.
Pues bueno, el siguiente video corresponde a uno de los más célebres productos de la ardua tarea de Wikileaks. En él pueden observar en primera persona el proceso por el cual un desequilibrado muchachito con tecnología de punta y muchas balas, se vuelve un asesino de periodistas y civiles en Irak. El asunto parece causar gracia a sus compañeros.
No tengo mucho más que decir al respecto. En caso de que sean ustedes un poco como yo, lamento haberles amargado el día y a lo mejor la existencia en perpetuidad.