sábado, 2 de octubre de 2010

Reflexiones sobre el 30S en la inmediatez de Facebook

Mientras se iban dando los acontecimientos del 30 de septiembre en mi país, pendiente a través del internet, la tv y la radio al mismo tiempo, iba soltando una que otra frase relacionada al asunto en mi estado de Facebook. Encontré respuestas de todo tipo, además de los ya conocidos extremistas, que un amigo tiene por bien llamar "cínicos" (los que opositores al régimen cacarterizados por escupir bilis en vez de ideas, y son contrarios al presidente como los barcelonistas a los liguistas) y los "fanáticos" (aquellos que sienten a Alianza País como su nueva religión y son capaces de justificar hasta lo más injustificable con argumentos como "el líder obra de maneras extrañas").

En fin, no se me ocurre mejor cosa que mostrar mis estados y las reacciones a los mismos, pues más allá de las balas, los heridos, las acusaciones de golpe o autogolpe, a nosotros lo que más nos debe preocupar de todo esto, es la reacción de la gente. Y en ese apartado, hay un pésimo pronóstico.





lunes, 2 de agosto de 2010

Sobre el arte de confundir cámaras fotográficas con lanzamisiles

Hace poco conocí de la existencia de Wikileaks (en español, acá). Se trata de una página web que recoje miles de datos que de una u otra forma se filtran desde los organismos de seguridad más importantes y complejos de Estados Unidos, y que ponen en evidencia las prácticas criminales que se realizan mediante intervenciones militares, ya sea de manera aislada, o como respuesta a políticas oficiales ocultas, que ponen de manifiesto lo que ya se sabe: la aplicación prolija de un terrorismo de estado que, a veces sí y a veces no, se corresponde con los intereses corporativistas de sociedades anónimas en todo el sentido de la palabra.

Pues bueno, el siguiente video corresponde a uno de los más célebres productos de la ardua tarea de Wikileaks. En él pueden observar en primera persona el proceso por el cual un desequilibrado muchachito con tecnología de punta y muchas balas, se vuelve un asesino de periodistas y civiles en Irak. El asunto parece causar gracia a sus compañeros.





No tengo mucho más que decir al respecto. En caso de que sean ustedes un poco como yo, lamento haberles amargado el día y a lo mejor la existencia en perpetuidad.

Divagaciones primitivas de un bloggero poco comprometido.


Cuánto tiempo ha pasado desde mi último post. Lo digo así, sin signos de admiración. Quienes me conocen saben que cuando hablo, pocas cosas se escuchan como si estuvieran entre signos de admiración.

Hoy revisaba el blog de un buen amigo, Paquito (http://callateygrita.wordpress.com) y descubrí con cierto horror que él me había incluido un link al mío. Me he puesto un poco ansioso, porque digo, luego de ver lo que Paquito muestra y la periodicidad con la que se manifiesta, uno sólo puede sentirse un perezoso o un esclavo.

¿Por qué le doy tan poco uso a este mediocre blog?

Qué se yo. A veces mis ansias de decir son aplacadas con buenas conversaciones entre los amigos. A veces sencillamente no hay tiempo. A veces me olvido la contraseña de mi cuenta y mientras recurro al sencillo proceso de restablecimiento de contraseña, ya se me olvida lo que tenía ganas de escribir. Mi blog es una muestra perfecta de la levedad con la que actúo en el leve mundo del interné.

Y sí, algo de posmoderno tengo. A lo mejor por eso me gusta despotricar contra la posmodernidad. Lo hago en buen plan, como aquel que se burla cariñosamente de las características propias que uno ve reflejadas en el amigo.

En todo caso, procuraré escribir de vez en cuando, por si acaso, en caso de que quienes tomen la equivocada decisión de aparecer por acá, se encuentren algo en qué matar un poco de su tiempo. Pero como en muchos otros aspectos de mi vida -social-, no prometo nada.

Ahora mismo tengo en la cabeza unas cuantas ideas. Un desdichado psiquiatra que en entrevista al mayor diario nacional, señala que él puede hacer perfiles psicológicos de cualquier figura pública sin autorización de éstas. Guardo aún entre mis orejas los sonidos e imágenes que me regaló anoche el grupo Triciclo, en un experimento audiovisual ambicioso y fascinante. Tengo dudas de por qué el tributo a Sabina y Paez al que acudí anoche me bajoneó mientras todo el mundo saltaba sobre sus mesas. En fin, me asaltan una multitud de ideas, preocupaciones personales que se cruzan con alguna que otra cuestión de interés para unos cuantos más.

Ya pasará la inquietud. Ya volverá la calma. Mientras tanto, aprovecho.

sábado, 27 de febrero de 2010

Lecciones sobre opinión y política universitaria, por parte de un completo zoquete.


Me he ausentado mucho tiempo del ejercicio bloggerístico. La falta de tiempo ha afectado, pero otros factores han sido determinantes para ello. Ya saben, de pronto uno puede llegar a sentir que sencillamente, está cansado.

Contrario a lo que las posturas neoliberales más extremas esperan de la humanidad, aún quedan muchas personas por ahí que realizan acciones que no les proveen ningún rédito económico. Las razones para realizarlas siempre son muy variadas e interesantes. A lo mejor ese fue uno de los motivos que me movió a estudiar Psicología.

Esto de escribir en blogs es de esas acciones que no brindan utilidades. La razón, mi razón para hacerlo, a menudo fue la indignación. Esa sensación casi orgánica de que las cosas no están bien y no puedo quedarme sin hacer nada al respecto, es el motor que me mueve, para bien o para mal, a arriesgarme a ocupar ciertos espacios vacíos.

Pero uno se cansa de andar por ahí indignado. No es inconstancia. Simplemente creo que soy lo suficientemente pesimista como para correr el riesgo de que un día entre en un estado de indignación y derrotismo del que no pueda salir. He ahí el motivo por el cual he dejado de escribir.

Pero de vez en cuando, pasan cosas en la vida de las personas, que no se pueden dejar pasar. Cosas que nunca se ven venir y se sienten como bofetadas. Cosas que afectan duramente el hígado, sin ser alcohol o comida china del centro de la ciudad puerto. Cosas que provocan arrancarse las retinas, sin ser películas de Michael Bay. Cosas que aparentemente son minucias, pero que cambian el rumbo de nuestras vidas. Y nos vuelven amargados o iracundos.

Bien, una de esas cosas me pasó esta noche. Hace unos 45 minutos estaba viviendo una aburrida noche de viernes guardado en mi casa, cuando se me ocurrió revisar las noticias de mis amigos en Facebook. Y encontré algo que llamó mi atención.


Ese algo me llevó a este link: http://eluniverso.com/2010/02/26/1/1363/viva-lex.html?p=1354&m=756 . Y ese enlace cambió toda mi noche. AVISO: Si usted es una persona sensible a la idiotez, suele guardar impulsos asesinos hacia quienes utilizan espacios de opinión con sarnoso gusto y profundo desdén por el otro, o simplemente siente que si se enoja mucho puede sentir ganas de hacerle daño a alguien cercano, NO LEA EL LINK CITADO.

Si ya ignoró mi aviso, no creo necesitar brindar una explicación del título de esta entrada. Hay tantas cosas que criticar, tanto qué decir sobre la decadente columna que me ha llevado a retomar este blog, que realmente me siento desbordado. Quiero decir, no sé si partir por la famélica capacidad para realizar un análisis político, o por la sesgada visión que jamás se trata de ocultar por parte del autor, o por la sintaxis, o por el arrojo con el cual alguien puede lanzarse a escribir en un medio de comunicación, sobre un tema del cual se reconoce absolutamente ignorante ("Para ser franco, hace mucho tiempo que no voy por mi querida escuela de Derecho.")

Así que no haré (casi) nada de eso. Para ello, pido, o mas bien exijo de mis amigos periodistas y estudiantes de comunicación y derecho, una indignación acorde a la ocasión, ya sea para realizar lecturas diversas sobre el texto citado, o sobre el mío. De mi parte prometo colgar en mi blog sus contribuciones como textos independientes, sin ningún tipo de censura y con el nombre del autor de cada texto.

Sólo voy a atreverme a dar la patada inicial a este arduo ejercicio que propongo, con ciertos detalles que quiero citar de este próximamente célebre producto del distinguido Pedro X.Valverde Rivera, que llega a nosotros con el acolite necesario de la "prensa libre".

"Pero en los actuales momentos, saber que Lex ha ganado las elecciones con una inusual y abrumadora mayoría, desplazando al lado oscuro de la fuerza del control de la representación universitaria en esos corredores, es realmente reconfortante." -------> PREGUNTA: ¿Es que todos los abogados salen de esa facultad pensando el mundo en blanco y negro, tan al estilo Star Wars? ¿O aquello es atributo únicamente de sus más funestos y (¿por lo tanto?) mediáticos representantes? May the force be with you, Pedro.

"Porque al momento de las campañas para las elecciones estudiantiles en la escuela de Derecho, la historia siempre se repetía: todos contra Lex." -------> Hmmm... a ver, pero... esto lo he escuchado antes. No he conocido al abogado que diga que no todos están contra él... Pero muy recurrente esto de la conformación de bandos y la victimización de la pandilla propia. Tan recurrente, que para justificar la idea, se elaboran argumentos realmente estúpidos, como por ejemplo:

"Hombre y mujeres, aniñados y cholos, blancos, negros, aplicados y vagos, de derecha y de izquierda, todos se juntaban para derrotar a Lex." -----> Lo cual sólo me hace pensar en una pregunta que me llevo haciendo bastante tiempo, desde que me fijo inútilmente en las costuras de la política universitaria: Si todos esos se juntaban para derrotar a Lex... ¿QUIÉN DEMONIOS ES LEX? ¿A QUIÉN CARAJO REPRESENTA? ¿CUÁL ES SU POSTURA IDEOLÓGICA? Si esto fuera una sitcom gringa, a la tercera pregunta le corresponderían carcajadas del público.

Mención aparte merecen los editores del mayor diario nacional al dejar pasar ese "hombre y mujeres".

"En estos tiempos del gran descontento nacional con el gobierno de la revolución ciudadana, liderado por la siempre altiva y libérrima Guayaquil, el triunfo de Lex es una manifestación de la juventud estudiantil de la escuela de derecho de la Universidad Católica de Guayaquil, que antepone su dignidad y lucidez a los favores que propone la cercanía al poder, cualquiera que sea este último. Es una muestra a escala de que el poder total tarde o temprano colapsa y la libertad y la verdad se imponen al final." -------> Solo un grandísimo idiota con una gran escasez de recursos intelectuales puede suponer que existe UN poder. ¿Qué rayos enseñan en esa facultad? Todo distanciamiento de un poder establecido impone un ulterior acercamiento a otros polos de poder que, podría decirse, se le contraponen al primero. En política universitaria esta realidad es más palpable, toda vez que el financiamiento de las campañas depende de poderes políticos y económicos que trascienden los límites del campus. Y como diría el maestro Rubén Blades, ahí dentro "todos lo comentan, nadie lo delata".

Lo mío ha sido un ejercicio de descarga. Realmente creo que ahora puedo irme a dormir tranquilo. Pero ha sido un trabajo fragmentado que aparte de un par de risas, no provoca nada más. Reitero mi deseo de que comenten este texto o el que lo provocó, para un análisis más completo de los diversos niveles en donde este sujeto o yo nos equivocamos.


domingo, 30 de agosto de 2009

Eros, Tánatos y el Humor

La Muerte y el Amor son las dos fuerzas más poderosas de le existencia humana. Aunque a simple vista pudiera ser imperceptible, ésta es una idea muy freudiana. Ambos elementos están directamente anudados a la formación de libido, esa energía que habita en el ser humano, construyendo una conflictiva vecindad con la razón, aquella diosa prostituta de la cual, pese a ser conscientes de sus limitaciones y vicios, tenemos el desparpajo de jactarnos. Libido es precisamente el concepto que aglutina la multitud de motivos por los que llamarnos animales racionales, responde únicamente a una especie de estratagema publicitaria para vendernos la idea de que “estamos bien”. Somos presas del deseo y como retaliación, encontramos encantador ser los victimarios del otro, procurando no notar nunca que ese otro no es otra cosa que una construcción imaginaria, parte constitutiva de nosotros mismos. Somos víctimas y verdugos de nuestro propio yo.

El Amor y la Muerte tienen muchas cosas en común. Demasiadas como para hablar mucho de ellas. Sin embargo, la profundidad con la que se puede hablar de una u otra se evidencia en el potencial deconstructivo que goza cada una de las partes. A saber: el producto de llevar a la Muerte a un terreno cómico, es el Humor Negro; el resultado de hacer lo mismo con el Amor es… ¿la comedia romántica? Este segundo efecto es, a mi juicio, causa de mucha de la violencia que existe en el mundo: lo que el Humor le hace al Amor es inflamarlo hasta límites inverosímiles, transformándolo en una mentira más manifiesta , idealista e imposible, de lo que ya era originalmente. El Amor se convierte en parodia de sí mismo, como si no tuviera ya una carga parodial en su esencia misma. Es el amor del imbécil.

El Humor con la Muerte toman un camino distinto. El Humor Negro es casi un ente discursivo propio, siempre dispuesto a arrojarnos rupturas de sentido sobre la Muerte, mientras los limitados humanos procuramos construir un castillo lógico que nos proteja de aquello que viene a amenazarnos con promesas de agujeros, dolor o la “temible” ausencia de vida eterna. Lo interesante es que cuando permitirnos al humor negro derribar las paredes de nuestro castillo, lo disfrutamos ávidamente. Es una muestra, como cualquier otra, de que detrás de la burda razón, la complejidad de la muerte, cuando no altera y angustia, encanta y complejiza. O talvez lo primero sea causa de lo segundo. El punto es que el Humor Negro, ese resultado de las entrañas jugadas en la no lógica, en los territorios incautados al sentido, permite la construcción de una perspectiva sobre la vida que si acaso no es más correcta, sí es admisible como muchísimo más realista e inteligente que la que pueda extraerse de una línea de pensamiento basada en una pinche comedia romántica.

viernes, 1 de mayo de 2009

Kill City sin Batman

Guayaquil se parece mucho a Gótica, la célebre urbe que acoge a Batman, uno de los superhéroes más conocidos de entre los que habitan el Olimpo de esa mitología contemporánea a la que se la conoce como el Mundo del Cómic.

Las similitudes entre ambos espacios urbanos se pueden observar en las películas dedicadas al hombre murciélago. Gótica es una ciudad oscura, extraña mezcla entre lo decadente y lo nuevo; vacía (¿vaciada?) de sentido, da la impresión de que sus “regeneradas” paredes son de cartón.

Y de personajes célebres, ni se diga. El admirable Guasón del último film de Batman realiza una reflexión sorprendentemente precisa sobre su ciudad y sobre sí mismo: “¿Parezco una persona que hace planes?, dice el adorable y perverso criminal, comprendiendo que las autoridades de Gótica, junto con Batman, son los que planifican, registran, controlan y disciplinan todo en la ciudad. El producto final de esta operación socialmente asfixiante, es la pérdida de libertades y la proliferación de engendros criminales de toda índole. Lección de vida desde Gótica: la mera presión policial sobre los espacios de inseguridad, solo fomenta la creatividad entre los delincuentes y el miedo entre los habitantes de una ciudad amordazada.

No sería errado pensar además que lo que más fastidio produce en las autoridades locales respecto a los altos índices de inseguridad en nuestra versión de Gótica, es que aquella realidad obliga a los ciudadanos a despertar del soporífero estado de superficialidad al que nos empuja la vacuidad de nuestros espacios públicos. Son tiempos en los que la modernidad se ha diluido, y ya no nos importa nuestro bien ganado derecho a pensar por nosotros mismos, sino que por el contrario, exigimos que el otro, la Ley, “nos dé pensando”, tal como lo especifica el fabuloso Homero Simpson: “Lisa, la democracia sirve para elegir a gobernantes que piensen por nosotros”.

 Hacer que la gente se responsabilice de sus propias decisiones es un ejercicio incómodo e impopular entre los ciudadanos, quienes lo último que quieren escuchar es que su ciudad no es suya, sino de las autoridades (cuando no de los delincuentes); o que los altos índices de inseguridad responden a la renuncia generalizada de la apropiación popular de los espacios públicos.

¿Y Batman? Aparte de las reflexiones del Guasón sobre cómo él mismo sólo puede existir como antítesis de ese ardiente afán del superhéroe por controlarlo todo, podríamos recordar lo que se termina  diciendo sobre el Caballero de la noche: “Batman no es el héroe que necesitamos, sino el que merecemos”.

¿Será casualidad que dicha frase se ajuste tan bien al popular refrán “Cada pueblo tiene el gobierno que se merece”? En Guayaquil y en Gótica, reconocer la certeza de aquella frase, bien podría sumirnos en la más profunda melancolía; no obstante, reflexionar sobre nuestra mediocridad como ciudadanos y nuestra inoperancia como seres humanos desarticulados de alguna especie de comunidad, podría hacernos despertar, pese a que lo único que nos mueva a ello, sea la indignación. Guayaquil, con o sin Batman, debe hacerse cargo de sí misma. 

domingo, 5 de abril de 2009

Lovecraft y Cronenberg: dos dimensiones del terror sobre el cuerpo.





Es particularmente complicado encontrar las relaciones y contradicciones en la forma en que estos dos autores manejan el terror dentro de la literatura y el cine.
Howard Phillips Lovecraft intenta sumergir al lector en relatos en los que lo siniestro se oculta tras el velo de lo innombrable, quedando totalmente fuera del alcance del sujeto toda significación posible de la causa del miedo. Significaciones que tocan incluso el aspecto físico (entidades sobrenaturales fuera del tiempo y el espacio, por tanto incognoscibles y potencialmente todopoderosos). Se trata de un terror de extroversión, una angustia proveniente de la idea de que hay algo intocable que puede emerger en cualquier instante sin que tengamos control alguno sobre ello. El horror proviene, inevitablemente, de la existencia de un gran Otro. Y solo se puede descubrir la existencia misma de este gran Otro acechante, en base a la tradición, a la leyenda, al mito.


David Cronenberg maneja un concepto diametralmente opuesto. El terror que él maneja no proviene de elementos simbólicos desanudados o exacerbados a través de la creencia en un gran Otro acechante, sino del interior mismo de la conformación más “concreta” de la que puede el sujeto adherirse: el propio cuerpo. El terror que emana de la fragilidad de la carne y su casi infinita capacidad de mutación, transformación y sometimiento. El cuerpo se vuelve no solo un lienzo sobre el cual plasmar un síntoma, una fijación; se vuelve, más precisamente, un objeto insoportable, con cargas libidinales que jamás se convertirán en palabra. El terror en Cronenberg realiza un movimiento doble de introversión. Se genera en el trauma del cuerpo y este trauma a su vez, al ser aprehendido por el sujeto, genera una nueva corriente bizarra de goce que requiere un nuevo objeto para ser saciado. Un nuevo cuerpo, o un cuerpo mejor, en todo caso. Aunque está claro: mejor no significa más bello, sino más efectivo.
¿Efectivo para qué? ¿Para mostrar? ¿Para trabajar? ¿Para gozar? Yo apostaría a lo tercero.



No obstante, parece haber un nexo entre las formas de terror que ambos autores manejan. El manejo de presencia/ausencia del “cuerpo del terror” es la función por la cual ambos autores deconstruyen la realidad simbólica de sus lectores/espec- tadores.

Este cuerpo, totalmente ausente en un caso, excesivamente presente en el otro, es el condicionante del goce que se pone en juego durante la experiencia literaria o cinéfila. Y al hablar de esto podemos imaginarnos que estamos mirando los dos extremos de un arco. 
¿Qué es el exceso de presencia de un cuerpo, sino la ausencia de cualquier otro cuerpo posible? Y el terror ante la ausencia de un cuerpo en la realidad, ¿no es acaso la indicación más precisa de que la indeterminación y falta de saberes (¿o del saber en falta?) sobre ese espacio que transitamos cotidianamente y damos por conocido, es siempre sujeto de las proyecciones fantasmáticas más terribles, grotescas, poderosas y excesivas?